El Consultor Ignorante
Eso de asumir que no sabemos
Probablemente no es lo mismo:
- que “una charla te haya gustado”
- a que “una charla te haya permitido aprender o explorar”.
Aprender, explorar, no suelen venir de la mano de la binariedad del “me gusta / no me gusta”. No todo es “problema / solución”.
Los procesos de reflexión y aprendizaje son densos, complejos, reflexivos y necesitan agencia.
Philippe Meirieu, en su libro “Frankestein Educador” dice que:
“La transmisión por impregnación implica que: Se adquieren hábitos, valores, normas y creencias por “contacto” cotidiano.
La persona absorbe lo que ve en su familia, escuela, barrio, comunidad o institución.
No hay una intención pedagógica explícita: se aprende observando y viviendo.
Es un proceso lento, constante y no consciente.”
Y en esa observación y vivencia no hay sólo el camino del “me gusta o no”, que tanto se ha popularizado como parte de la transaccionalidad en las redes sociales.
La respuesta puede estar en nosotros y cómo aprendemos, nos permitimos aprender.
En cambiar el sujeto: no es el maestro, es el aprendiz.
No es el consultor, es la persona que está en las organizaciones.
Esa persona, con libertad, agenciamiento, conocimiento y opción podrá cambiar todo lo que sea necesario.
Por eso se habla del “Maestro Ignorante” (Ranciere):
No es el maestro que no sabe, sino el maestro que no se coloca como dispensador de saber, sino como garante de la voluntad del alumno para aprender.
El maestro ignorante:
No explica.
No traduce.
No “lleva de la mano”.
Solo exige atención, esfuerzo y verificación.
Su misión no es enseñar contenidos, sino confirmar la potencia del alumno para aprender solo.
¿Y si empezamos a hablar del “Consultor Ignorante”?


